La vida es sueño - Cadencia final

"El mejor fin de fiesta barroca" en palabras de Menéndez Pidal, los últimos versos de La vida es sueño son el retorno al dilema descártico del segundo y tercer acto de la obra. Calderón lo expresa desgarradoramente desde la agonía cadente de un Segismundo que parece que ha encontrado su final feliz.
Calderón de la Barca,
La vida es sueño, III

SOLDADO 1º: Si así a quien no te ha servido
honras, ¿a mí, que fui causa
del alboroto del reino,
y de la torre en que estabas
te saqué, qué me darás?

SEGISMUNDO: La torre; y porque no salgas
de ella nunca, hasta morir
has de estar allí con guardas;
que el traidor no es menester
siendo la traición pasada.

BASILIO: Tu ingenio a todos admira.

ASTOLFO: ¡Qué condición tan mudada!

ROSAURA: ¡Qué discreto y qué prudente!

SEGISMUNDO: ¿Qué os admira? ¿Qué os espanta,
si fue mi maestro un sueño,
y estoy temiendo, en mis ansias,
que he de despertar y hallarme
otra vez en mi cerrada
prisión? Y cuando no sea,
el soñarlo sólo basta;
pues así llegué a saber
que toda la dicha humana,
en fin, pasa como sueño,
y quiero hoy aprovecharla
el tiempo que me durare,
pidiendo de nuestras faltas
perdón, pues de pechos nobles
es tan propio el perdonarlas.

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