"Polvo eres, y al polvo volverás"

Génesis 3, 13-19

Dijo, pues, Dios a la mujer: "¿Por qué has hecho eso?" Y contestó la mujer: "La serpiente me engañó y comí". Luego dijo Dios a la serpiente:
"Por haber hecho esto,
Maldita seas entre todos los ganados
Y maldita entre todas las bestias del campo.
Te arrastrarás sobre tu pecho
Y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida.
Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer
Y entre tu linaje y el suyo;
Este te aplastará la cabeza,
Y tú le acecharás el calcañal".
A la mujer le dijo:
"Multiplicaré los trabajos de tus preñeces.
Parirás con dolor los hijos
Y buscarás con ardor a tu marido,
Que te dominará".
Al hombre le dijo: "Por haber escuchado a la mujer, comiendo del árbol de que te prohibí comer, diciéndote que no comas de él:
Por ti será maldita la tierra;
Con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida;
Te dará espinas y abrojos
Y comerás de las hierbas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan
Hasta que vuelvas a la tierra,
Pues de ella has sido tomado;
Ya que polvo eres, y al polvo volverás".

Audite nova

Igual que el genial Bocaccio en algún punto de su Decamerón lo puso en boca de una de las narradoras de cuentos mientras hacía aparecer el Renacimiento, Rubén Darío grita el fugaz tópico del Audite Nova (Escuchad la novedad) en Azul...
Rubén Darío, Azul...

De invierno
En invernales horas, mirad a Carolina.
Medio apelotonada, descansa en el sillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el salón.
El fino angora blanco, junto a ella se reclina,
rozando con su hocico la falda de Alençon,
no lejos de las jarras de porcelana china
que medio oculta un biombo de seda del Japón.
Con sutiles filtros la invade un dulce sueño;
entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
voy a besar su rostro, rosado y halagüeño
como una rosa roja que fuera flor de lis;
abre los ojos; mírame, con su mirar risueño,
y en tanto cae la nieve del cielo de París.

Fray Luis y Fernando Pessoa

¿Un avant la lettre de pessoismo si se saca de contexto?
Fray Luis de León,
XII A Felipe Ruiz

Quien de dos claros ojos
y de un cabello de oro se enamora,
compra con mil enojos
una menguada hora,
un gozo breve que sin fin se llora.

El motivo de la carrasca

La envidia y el odio le condenaron a la cárcel, pero supo resistir y volver, más fuerte incluso que antes, con fuerza nueva para pronunciar las famosas palabras cinco años después de haber dado la última clase en la Universidad: "Decíamos ayer..." En este extracto de su oda A Felipe Ruiz, el asceta Fray Luis de León resume (mediante una excelente alegoría de las que tanto le gustaban) su historia:
Fray Luis de León,
XII A Felipe Ruiz

Bien como la ñudosa
carrasca en alto risco desmochada
con hacha poderosa,
del ser despedazada
del hierro torna rica y esforzada.
Querrás hundille, y crece
mayor que de primero; y si porfía
la lucha, más florece,
y firme al suelo envía
al que vencedor ya se tenía.